Ser padre o madre no es cosa fácil. Implica esfuerzo, compromiso de tiempo completo y una gran responsabilidad para acompañar a los hijos en busca de su autonomía. Empecemos por conocer las características de algunos tipos de padres:
- Padres autoritarios: Actitud de imposición.
- Padres violentos: Actitud agresiva.
- Padres legalistas: Culto a la norma.
- Padres permisivos: Poco control sobre sus hijos.
- Padres posesivos: Exceso de protección.
- Padres democráticos: Comprensión y aceptación.
En la mayoría de las familias, las madres y padres educan bajo la imposición; establecen reglas, premian y corrigen de acuerdo a su propia experiencia y perspectiva. El estilo de crianza autoritario ha traído como consecuencia la ruptura familiar. Cuando tomamos una postura autoritaria no contribuimos al diálogo y no nos permitimos reflexionar sobre las decisiones tomadas.
Los hijos necesitan límites y reglas claras que corresponde a los padres establecer de manera respetuosa y asertiva, pero con la libertad suficiente para que tomen sus propias decisiones. Ser buena madre o buen padre no es darles todo, sino enseñarlos a tomar sus propias decisiones y asumir las consecuencias de sus elecciones.
Es importante tener en cuenta que los padres, como responsables de crianza, tienen autoridad desde el liderazgo. Lo que implica generar una convivencia democrática donde acuerden, entre los miembros de la familia, las reglas de convivencia así como vigilar que se cumplan y se respeten.
Educar a los hijos es más sencillo cuando ambos padres se apoyan con las responsabilidades de la crianza. A ambos les toca educar con respeto, amor, aceptación y acompañarlos a lo largo de su vida dándoles elementos y herramientas que los ayuden a tomar decisiones con libertad pero también, con responsabilidad para asumir las consecuencias.
Ahora que ya conoces los diferentes tipo de crianza, pregúntate qué tipo de padre eres, qué huella quieres dejar en tus hijos y cómo puedes modificar tus acciones para mejorar tu labor como padre o madre.