Blog single

Un límite como medida de protección

Los límites son una expresión de amor hacía los hijos por parte de los responsables de crianza. Por el contrario, la educación permisiva, sin límites claros, desarrolla en los adolescentes una personalidad confusa y dificultades a la hora de tomar decisiones que implican mayor responsabilidad.

Me gustaría compartirte una historia que nos servirá de eje para establecer un concepto claro sobre qué es un límite. Si bien la respuesta parece obvia, es una dificultad constante definirla y profundizar en el concepto durante los talleres para padres que la Ludoteca Cívica (LUCI) ofrece, por esta razón y a modo de analogía te presento la siguiente historia:

Hace más de dos mil años, se levantó un emperador romano llamado Adriano. Roma tenía una política de expansión del imperio, sin embargo, Adriano se dió cuenta que a pesar de la extensión había límites imaginarios. Se sabía dónde Roma ya no tenía poder político y militar, pero no había ninguna línea física que los definiera. Los límites no eran claros y esto provocaba inseguridad interna. Por esta razón Adriano toma la decisión de cambiar la política expansiva romana a una política de fortalecimiento interior construyendo una muralla: el muro de Adriano. Con estos cambios, los límites eran claros entre el pueblo romano y los pueblos extranjeros. El muro tenía como objetivo defender de amenazas exteriores y regular los intercambios comerciales de forma segura.

Vemos entonces, en esta historia, que el límite es un muro visible (no es un supuesto) construido por el conjunto de normas que regulan y protegen las relaciones internas (dentro del hogar) y las relaciones externas (fuera del hogar) y que salvaguarda la integridad del imperio (nuestro hijo o hija). El límite lo traza el emperador (responsables de crianza) que tiene una visión y sabe hacia dónde dirigir su imperio.

Comencemos por definir qué es un límite claro y visible. Si tu supones o das por hecho que tu hijo sabe hasta dónde puede actuar y hasta dónde no, sin verbalizar ni acordar la norma; terminas por establecer límites imaginarios tal y como se relata en nuestra historia.

Por ejemplo, si le das permiso a tu hija para salir a una fiesta y tu instrucción es “no llegues tarde”, tu límite es imaginario porque es ambiguo. Es necesario “construir un muro” visible y concreto, es decir, un límite claro (Minuchin,2003). Define primero qué es llegar tarde; ¿las 10,11 ó 12?, posteriormente verbaliza y acuerda la hora con tu hija o hijo. Por último, establece una consecuencia clara sobre qué pasará si no se cumple esa regla. Recuerda que la consecuencia debe ser congruente y gradual con la norma omitida.

Hasta ahora, hemos visto cómo se define un límite y algunas de sus características. Un límite no es una imposición que satisface necesidades personales, es una medida de protección que permite el desarrollo del individuo y promueve el funcionamiento adecuado de la familia.

Si quieres aprender cómo establecer un límite y cómo desarrollar una consecuencia lógica, mantente al tanto de nuestros siguientes posts.